viernes, 15 de febrero de 2013

El Hospital como lugar de Evangelización


Hablemos de Bioética…
Pastoral de la Salud

El Hospital como lugar de Evangelización
Por Pbro. Lic. Alejandro de Jesús Álvarez Gallegos
Coord. Diocesano para la Pastoral de la Salud
Facebook: Hablemos de Bioética
Twitter: @padrealejandro
Sin adentrarnos en la vasta temática de la humanización de la asistencia hospitalaria, recordamos aquí que la complejidad estructural  y funcional del hospital moderno comporta una serie de problemas que, desde una perspectiva pastoral, se convierten en otros tantos desafíos a los que hay que dar una respuesta adecuada y elaborada.
Inevitablemente, el hospital representa para el paciente-enfermo, un lugar extraño. Por más acogedor que se quiera hacer el ambiente hospitalario-lo cual me parece lo correcto- , el enfermo lo verá como algo ajeno a él. No es su hogar, no tiene el “calor de casa”.  De esta manera, ingresar al hospital siempre conlleva una “fractura emocional”, pues conlleva un antes y un después de la propia vida. Antes estaba sano y ahora estoy enfermo. El mismo hospital me lo recuerda. Por eso, hoy más que nunca debemos preocuparnos-autoridades y agentes de la Salud-, a procurar un ambiente lo más humano posible, haciendo así el lugar de encuentro del paciente con la vida saludable que llega a buscar.
Médicos, enfermeras/os, trabajadores de la salud contribuyen con su trabajo cualificado sirviendo al enfermo desde su competencia científica profesional.
Los demás agentes de la salud, debemos favorecer este trato humano y profesional que ofrecen en los hospitales. ¿Cómo podemos hacerlo?
En muchos hospitales- aún faltan varios-, los llamados visitadores de los enfermos, acuden una o dos veces por semana a visitar y a ofrecer a los enfermos los “auxilios espirituales”. Llegan amablemente al enfermo y  a sus familiares, y después de una breve plática le preguntan si desea reconciliarse con Dios, o ser Ungido o tal vez recibir la Sagrada Comunión. De esta manera, el hospital se convierte en el nuevo Templo donde Dios se hace presente y actúa a través de los Sacramentos. El Presbítero llega después para ofrecerles el alivio y el consuelo que sólo puede ofrecer Jesucristo presente en los Sacramentos. En este sentido, el ministro extraordinario de la Sagrada Comunión desempeña también un rol muy importante pues acompaña y está presente muchas veces para una asistencia más cercana.
Es así, como es más común que entre los pasillos de los hospitales- Jesucristo camine en medio de los enfermos, curándolos y salvándolos.
Hoy, el hospital tiene  que atraer a la Iglesia hacia sí, como Iglesia tenemos y debemos ir hacia ellos, pues ahí mismo los enfermos y sus familias necesitan de esta presencia de Dios que actúa y salva.
Para garantizar la viabilidad de todos estos aspectos es preciso que las administraciones de los hospitales muestren una particular sensibilidad de cara a los aspectos <<humanísticos>>. Los mismos médicos y enfermeras saben que cuando el paciente, - espiritualmente esta en paz-, la recuperación es mucho más rápida, pues parte de los cuidados paliativos, que en un próximo artículo reflexionaremos.
Pidamos a Dios por la labor que día a día se realizan en todos los hospitales, por los médicos, enfermeras/os, trabajadores de la salud, para que sirviendo fielmente a su vocación puedan vivir el hospital como una presencia constante de la nueva casa de Dios.

El Hospital como lugar de Evangelización


Hablemos de Bioética…
Pastoral de la Salud

El Hospital como lugar de Evangelización
Por Pbro. Lic. Alejandro de Jesús Álvarez Gallegos
Coord. Diocesano para la Pastoral de la Salud
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Twitter: @padrealejandro
Sin adentrarnos en la vasta temática de la humanización de la asistencia hospitalaria, recordamos aquí que la complejidad estructural  y funcional del hospital moderno comporta una serie de problemas que, desde una perspectiva pastoral, se convierten en otros tantos desafíos a los que hay que dar una respuesta adecuada y elaborada.
Inevitablemente, el hospital representa para el paciente-enfermo, un lugar extraño. Por más acogedor que se quiera hacer el ambiente hospitalario-lo cual me parece lo correcto- , el enfermo lo verá como algo ajeno a él. No es su hogar, no tiene el “calor de casa”.  De esta manera, ingresar al hospital siempre conlleva una “fractura emocional”, pues conlleva un antes y un después de la propia vida. Antes estaba sano y ahora estoy enfermo. El mismo hospital me lo recuerda. Por eso, hoy más que nunca debemos preocuparnos-autoridades y agentes de la Salud-, a procurar un ambiente lo más humano posible, haciendo así el lugar de encuentro del paciente con la vida saludable que llega a buscar.
Médicos, enfermeras/os, trabajadores de la salud contribuyen con su trabajo cualificado sirviendo al enfermo desde su competencia científica profesional.
Los demás agentes de la salud, debemos favorecer este trato humano y profesional que ofrecen en los hospitales. ¿Cómo podemos hacerlo?
En muchos hospitales- aún faltan varios-, los llamados visitadores de los enfermos, acuden una o dos veces por semana a visitar y a ofrecer a los enfermos los “auxilios espirituales”. Llegan amablemente al enfermo y  a sus familiares, y después de una breve plática le preguntan si desea reconciliarse con Dios, o ser Ungido o tal vez recibir la Sagrada Comunión. De esta manera, el hospital se convierte en el nuevo Templo donde Dios se hace presente y actúa a través de los Sacramentos. El Presbítero llega después para ofrecerles el alivio y el consuelo que sólo puede ofrecer Jesucristo presente en los Sacramentos. En este sentido, el ministro extraordinario de la Sagrada Comunión desempeña también un rol muy importante pues acompaña y está presente muchas veces para una asistencia más cercana.
Es así, como es más común que entre los pasillos de los hospitales- Jesucristo camine en medio de los enfermos, curándolos y salvándolos.
Hoy, el hospital tiene  que atraer a la Iglesia hacia sí, como Iglesia tenemos y debemos ir hacia ellos, pues ahí mismo los enfermos y sus familias necesitan de esta presencia de Dios que actúa y salva.
Para garantizar la viabilidad de todos estos aspectos es preciso que las administraciones de los hospitales muestren una particular sensibilidad de cara a los aspectos <<humanísticos>>. Los mismos médicos y enfermeras saben que cuando el paciente, - espiritualmente esta en paz-, la recuperación es mucho más rápida, pues parte de los cuidados paliativos, que en un próximo artículo reflexionaremos.
Pidamos a Dios por la labor que día a día se realizan en todos los hospitales, por los médicos, enfermeras/os, trabajadores de la salud, para que sirviendo fielmente a su vocación puedan vivir el hospital como una presencia constante de la nueva casa de Dios.