Hablemos de Bioética…
Pastoral de la Salud
El Hospital como
lugar de Evangelización
Por Pbro. Lic.
Alejandro de Jesús Álvarez Gallegos
Coord. Diocesano para
la Pastoral de la Salud
Facebook: Hablemos de
Bioética
Twitter:
@padrealejandro
Sin adentrarnos en la vasta temática de la humanización de la
asistencia hospitalaria, recordamos aquí que la complejidad estructural y funcional del hospital moderno comporta una
serie de problemas que, desde una perspectiva pastoral, se convierten en otros
tantos desafíos a los que hay que dar una respuesta adecuada y elaborada.
Inevitablemente, el hospital representa para el
paciente-enfermo, un lugar extraño. Por más acogedor que se quiera hacer el
ambiente hospitalario-lo cual me parece lo correcto- , el enfermo lo verá como
algo ajeno a él. No es su hogar, no tiene el “calor de casa”. De esta manera, ingresar al hospital siempre
conlleva una “fractura emocional”, pues conlleva un antes y un después de la
propia vida. Antes estaba sano y ahora estoy enfermo. El mismo hospital me lo
recuerda. Por eso, hoy más que nunca debemos preocuparnos-autoridades y agentes
de la Salud-, a procurar un ambiente lo más humano posible, haciendo así el
lugar de encuentro del paciente con la vida saludable que llega a buscar.
Médicos, enfermeras/os, trabajadores de la salud contribuyen
con su trabajo cualificado sirviendo al enfermo desde su competencia científica
profesional.
Los demás agentes de la salud, debemos favorecer este trato
humano y profesional que ofrecen en los hospitales. ¿Cómo podemos hacerlo?
En muchos hospitales- aún faltan varios-, los llamados
visitadores de los enfermos, acuden una o dos veces por semana a visitar y a
ofrecer a los enfermos los “auxilios espirituales”. Llegan amablemente al
enfermo y a sus familiares, y después de
una breve plática le preguntan si desea reconciliarse con Dios, o ser Ungido o
tal vez recibir la Sagrada Comunión. De esta manera, el hospital se convierte
en el nuevo Templo donde Dios se hace presente y actúa a través de los
Sacramentos. El Presbítero llega después para ofrecerles el alivio y el
consuelo que sólo puede ofrecer Jesucristo presente en los Sacramentos. En este
sentido, el ministro extraordinario de la Sagrada Comunión desempeña también un
rol muy importante pues acompaña y está presente muchas veces para una
asistencia más cercana.
Es así, como es más común que entre los pasillos de los
hospitales- Jesucristo camine en medio de los enfermos, curándolos y
salvándolos.
Hoy, el hospital tiene
que atraer a la Iglesia hacia sí, como Iglesia tenemos y debemos ir
hacia ellos, pues ahí mismo los enfermos y sus familias necesitan de esta
presencia de Dios que actúa y salva.
Para garantizar la viabilidad de todos estos aspectos es
preciso que las administraciones de los hospitales muestren una particular
sensibilidad de cara a los aspectos <<humanísticos>>. Los mismos
médicos y enfermeras saben que cuando el paciente, - espiritualmente esta en
paz-, la recuperación es mucho más rápida, pues parte de los cuidados
paliativos, que en un próximo artículo reflexionaremos.
Pidamos a Dios por la labor que día a día se realizan en
todos los hospitales, por los médicos, enfermeras/os, trabajadores de la salud,
para que sirviendo fielmente a su vocación puedan vivir el hospital como una
presencia constante de la nueva casa de Dios.
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